La ciencia señala cómo se forman los malos hábitos, pero el mindfulness nos ayuda a liberarnos
Las investigaciones demuestran que casi la mitad de lo que hacemos es habitual, y esto tiene sentido. Los hábitos ahorran energía y recursos. Si nunca desarrolláramos hábitos, estaríamos agotados en el desayuno. Sin embargo, los expertos de Psicopartner dicen que por experiencia no todos los hábitos son beneficiosos. Si eres consciente de que hay un hábito que te gustaría romper, puede que te preguntes si la meditación puede ayudar. Las investigaciones dicen que sí, que la meditación funciona para acabar con los malos hábitos.
Cómo se forman los malos hábitos
Los hábitos se forman a medida que nuestro cuerpo y nuestro cerebro buscan la manera más eficiente de mantenerse vivos. ¿Imagina que todos los días tuviéramos que volver a aprender a cepillarnos los dientes o a atarnos los zapatos? Los hábitos nos permiten realizar las tareas necesarias sin pensar demasiado en cómo hacerlo. Los hábitos son también un medio eficaz de evitar el malestar. Cuando tenemos hambre, por ejemplo, el cerebro establece una ruta habitual que recuerda cómo se siente el hambre, dónde conseguir alimentos ricos en energía y lo bien que sienta comerlos. El cerebro se vuelve tan eficiente en esto, que la próxima vez que surge el hambre, sabemos exactamente qué hacer.
Como comer cuando tenemos hambre nos hace sentir tan bien, el cerebro aplica esta vía habitual también a otros tipos de malestar. ¿Y si comiéramos cuando estamos aburridos, frustrados, tristes o solos? Quizá eso también nos haría sentir bien. Sustituye la comida por cualquier cosa que en su día te resolviera un problema, y podrás ver cómo se forman los hábitos. Los hábitos se convierten en «malos» cuando dejan de beneficiarnos y, en cambio, nos perjudican. Es difícil desaprender estos caminos tan trillados.
Pero ahí es donde entra la meditación. Podemos recablear nuestro cerebro.
Romper el ciclo de los patrones habituales con la meditación
Los hábitos perjudiciales pueden incluir comportamientos, reacciones o patrones de pensamiento. Caemos repetidamente en el ciclo de los malos hábitos gracias a la falta de conciencia. Además, pensamos erróneamente que los malos hábitos solucionan nuestros problemas, porque en algún momento lo hicieron. Comer una magdalena cuando nos sentimos tristes puede habernos hecho más felices temporalmente. Pero la buena sensación no duró mucho. El ciclo de tristeza, magdalena, tristeza, magdalena continuó. A través de la meditación, desarrollamos la conciencia, la atención plena, la autocompasión y la sabiduría. Estas cualidades nos ayudan a liberarnos de los ciclos habituales. Veamos cómo.
Atención y conciencia
La atención plena es el primer paso hacia el éxito del cambio de hábitos. La meditación de atención plena refuerza el reconocimiento de nuestro comportamiento, sus desencadenantes y sus consecuencias. La atención plena es la exploración amable y curiosa de nuestra experiencia en el momento presente. Una vez que estamos atentos, estamos preparados para aplicar la conciencia, que en realidad nos da las herramientas para interrumpir nuestros patrones habituales. A través de la meditación, aprendemos a ser más atentos y conscientes.
Prueba los siguientes consejos de meditación para romper los malos hábitos:
- Explora el desencadenante: ¿Cómo se siente en tu cuerpo el anhelo, el deseo o la necesidad de hacer algo? ¿Es constante y estable, o cambiante? ¿Es permanente o impermanente?
- Explora el hábito: ¿Qué sientes en tu cuerpo cuando participas en este hábito? ¿Qué tipo de satisfacción (o no) obtienes de este hábito? ¿Cuánto dura ese resultado?
- Explora las consecuencias: ¿Qué ocurre después de tu comportamiento habitual? ¿Cómo te hace sentir? ¿Es el resultado de tu comportamiento lo que esperabas? ¿Qué podrías hacer de forma diferente la próxima vez?
- Si aplicas la atención plena al ciclo del hábito, puede que descubras que tu deseo es más manejable de lo que pensabas. Aparece y desaparece igual que los pensamientos. O puede que te des cuenta de que el hábito en sí no es tan gratificante como pensabas. Una magdalena te sentó bien, pero más no es mejor y tiene consecuencias no deseadas.
Desarrollar la autocompasión y la sabiduría
La autocompasión que se desarrolla a través de la meditación facilita el abandono de los malos hábitos. Con la autocompasión aprendemos a abordar el cambio desde un lugar de amor propio, no desde un lugar de odio a uno mismo. La meditación nos enseña que no somos nuestros hábitos. Todos los seres humanos en todas partes, independientemente de nuestro comportamiento, son dignos de ser felices y de liberarse del dolor. Todos merecemos un cambio positivo.
Con la meditación, vemos a través del malentendido de que los malos hábitos nos llevarán a la felicidad. Nada fuera de nosotros es capaz de aliviar nuestro dolor, porque todos los fenómenos son impermanentes. En cambio, nos conectamos con la solución permanente, la abundante felicidad que está disponible en nuestro interior. Al liberarnos de buscar soluciones fuera de nosotros, la meditación nos libera de los malos hábitos.